El mundo de la música y el cine lamenta la partida de Colin “Smiley” Petersen, exbaterista original de los Bee Gees, quien falleció el pasado 18 de noviembre a los 78 años. Petersen, cuya versatilidad lo llevó a destacar tanto en la gran pantalla como en los escenarios, será recordado por su contribución esencial a los éxitos iniciales de la icónica banda.  
 
Antes de incursionar en la música, Petersen fue conocido como actor infantil, protagonizando la película australiana *Smiley* (1956), que le valió el apodo que lo acompañó toda su vida. Su paso a la música marcó una nueva etapa en su carrera, al unirse a los Bee Gees en sus primeros años y aportar el ritmo inconfundible que definió canciones como *Massachusetts*, *To Love Somebody* y *Words*.  

“Entrábamos al estudio sin una canción, lo que me daba la oportunidad de experimentar con tempos y ritmos”, recordó en una entrevista en 2022.  

Petersen formó parte del álbum *Bee Gees' 1st*, pieza clave en el ascenso internacional del grupo. Aunque su enfoque en la batería no era técnicamente complejo, su creatividad y sensibilidad musical marcaron profundamente el sonido del grupo.  

En los últimos años, Petersen participó en *The Best of the Bee Gees*, un espectáculo tributo que le permitió reconectar con los seguidores de la banda y compartir anécdotas de su tiempo junto a los hermanos Gibb.  

“Cuando tienes limitaciones, debes ser creativo. Para mí, siempre se trató de servir a la canción”, explicó sobre su filosofía musical.  

Además de su legado musical, Petersen deja un impacto emocional en aquellos que lo conocieron como un hombre apasionado por su arte y su familia.  
 
Le sobreviven su exesposa Joanne y sus hijos, Jaime y Ben, quienes recordarán a un padre y esposo que vivió para crear arte. Colin “Smiley” Petersen deja un vacío en la música, pero su espíritu perdura en las melodías que marcaron a generaciones.