Este martes 21 de enero, el primer ministro de Groenlandia, Mute Egede, dejó clara la postura de su nación autónoma frente a los recientes comentarios del presidente estadounidense Donald Trump sobre el posible control de la isla. "Somos groenlandeses. No queremos ser estadounidenses. Tampoco queremos ser daneses. El futuro de Groenlandia será decidido por Groenlandia", afirmó Egede en una conferencia de prensa, subrayando la necesidad de autonomía para definir su destino.  
 
El presidente Trump, quien asumió su segundo mandato el lunes 20 de enero, generó preocupación a principios de este mes al no descartar una intervención militar para controlar Groenlandia y el Canal de Panamá, argumentando razones de "seguridad internacional".  

Aunque el mandatario no mencionó específicamente a Groenlandia en su discurso de investidura, fue cuestionado por periodistas al respecto en el Despacho Oval, donde respondió: “Groenlandia es un lugar maravilloso, lo necesitamos por razones de seguridad internacional. Estoy seguro de que Dinamarca estará de acuerdo: Les está costando mucho dinero mantenerla”.  

El gobierno danés, responsable de la soberanía sobre Groenlandia, también rechazó las declaraciones de Trump. Lars Løkke Rasmussen, ministro de Relaciones Exteriores de Dinamarca, expresó su descontento, afirmando: "No es posible que ciertos países, si son lo suficientemente grandes y sin importar cómo se llamen, puedan simplemente tomar lo que quieran".  
 
Groenlandia, que posee vastos recursos naturales y una posición estratégica en el Ártico, ha sido objeto de interés por parte de Estados Unidos desde hace años. Sin embargo, los groenlandeses han reiterado su intención de avanzar hacia una mayor independencia, alejándose tanto de Dinamarca como de cualquier control externo.  

El primer ministro Egede reconoció que su nación enfrenta una "situación difícil", pero insistió en que el futuro de Groenlandia debe estar en manos de su propio pueblo.  

No es la primera vez que Trump muestra interés en Groenlandia. Durante su primer mandato, en 2019, sugirió la posibilidad de comprar la isla, lo que provocó una fuerte reacción de rechazo por parte de Dinamarca y Groenlandia.  

Analistas internacionales han señalado que las recientes declaraciones del presidente estadounidense podrían incrementar las tensiones en el Ártico, una región de creciente importancia geopolítica. Mientras tanto, Groenlandia continúa su lucha por trazar un camino independiente en medio de las presiones internacionales.