La mañana de este lunes, Nueva Delhi, la capital de India, registró niveles de contaminación atmosférica alarmantes, alcanzando un índice de calidad del aire (AQI) cercano a 500, clasificado como “severo plus” en la escala oficial, según el Sistema de Pronóstico e Investigación de la Calidad del Aire (SAFAR). Este nivel es 60 veces superior al límite recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Plataformas independientes como AQI.in y AQI Air reportaron cifras aún más críticas, con valores de 874 y 1,240, respectivamente. Según cálculos de AQI.in basados en la regla de Berkeley Earth, esta contaminación equivale al daño causado por fumar 21.7 cigarrillos diarios, o 651 al mes.
El contaminante principal es el material particulado PM2.5, compuesto por partículas microscópicas de menos de 2.5 micrómetros de diámetro, capaces de penetrar profundamente en los pulmones y el sistema cardiovascular. La OMS establece que la exposición diaria a estas partículas no debería superar los 15 µg/m³ en más de tres o cuatro días al año. Sin embargo, Nueva Delhi excede este límite en 53.67 ocasiones, evidenciando la gravedad de la situación.
Una de las principales fuentes de contaminación en esta temporada es la quema de rastrojos en los estados vecinos, que contribuye al 38 % del deterioro de la calidad del aire en la capital. Esta práctica, sumada a las emisiones industriales, el tráfico vehicular y las condiciones meteorológicas adversas, ha envuelto a la ciudad en una densa capa de smog.
Ante esta emergencia ambiental, las autoridades locales han activado la fase 4 del plan anticontaminación, la más estricta del protocolo nacional. Las medidas incluyen:
- Suspensión de actividades industriales y comerciales no esenciales.
- Clases en línea para evitar la exposición de estudiantes.
- Teletrabajo obligatorio en diversas industrias.
- Restricciones al tránsito vehicular.
Aunque estas acciones buscan mitigar la crisis de manera inmediata, expertos critican que son reactivas y temporales. Subrayan la necesidad de implementar políticas estructurales y sostenibles para el control de emisiones, que aborden de manera integral el problema crónico de la contaminación en Nueva Delhi.
La situación en Nueva Delhi refleja la urgencia de enfrentar la contaminación atmosférica como un desafío global. La capital india, que supera constantemente los límites de contaminación permitidos, se ha convertido en un símbolo de la lucha por un aire más limpio y habitable para sus habitantes.