La monja franciscana Raffaella Petrini sigue marcando hitos en el Vaticano. Luego de convertirse en la primera mujer presidenta de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, ahora ha recibido nuevos poderes que antes solo eran otorgados a cardenales.
El Papa Francisco, quien se encuentra hospitalizado en el hospital Gemelli por una neumonía bilateral, modificó la Ley Fundamental del Estado de la Ciudad del Vaticano para permitir estos cambios. A partir del 1 de marzo, Petrini asumirá además la presidencia de la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano.
Junto con su nombramiento, el Papa designó a Emilio Nappa y Giuseppe Puglisi-Alibrandi como nuevos secretarios generales. Sin embargo, Petrini tendrá la facultad de asignarles competencias específicas, otorgándole así autoridad sobre ellos y sobre el funcionamiento del Estado vaticano.
Este es un hecho sin precedentes, ya que, según la normativa vaticana, estos cargos estaban reservados exclusivamente para cardenales. Ahora, Petrini se convierte en la primera mujer con poderes equivalentes a un purpurado dentro del Estado vaticano.
¿Quién es Sor Raffaella Petrini?
Nacida en Roma, Petrini tiene 56 años y es miembro de la congregación de las Hermanas Franciscanas de la Eucaristía. Es licenciada en ciencias políticas por la Universidad Luiss y tiene un doctorado en ciencias sociales por la Universidad Pontificia de Santo Tomás de Aquino. Además, obtuvo una maestría en la Universidad de Hartford, en Estados Unidos.
Desde 2021, Petrini ya había hecho historia al convertirse en la primera mujer secretaria de la Gobernación del Vaticano, y ahora su influencia crece aún más dentro del gobierno eclesiástico.
Con su nuevo rol, se convierte en la segunda mujer en ocupar un alto cargo en la Santa Sede, después de Simona Brambilla, prefecta del dicasterio de los Institutos de Vida Consagrada.
Este cambio en la estructura de poder del Vaticano refleja la intención del Papa Francisco de dar mayor protagonismo a las mujeres dentro de la Iglesia Católica, un paso que, hasta hace pocos años, parecía impensable.