Con una ovación colectiva y el corazón del Zócalo capitalino convertido en una sala de cine a cielo abierto, Flow, la cinta animada ganadora del Oscar, fue proyectada esta noche ante unas 15 mil personas en una función especial con motivo del Día del Niño. El evento, organizado por las autoridades capitalinas, logró reunir a familias enteras, visitantes, transeúntes e incluso a trabajadores de limpieza que, entre escobazo y escobazo, se detenían a mirar la pantalla.
La proyección de Flow —dirigida por el cineasta letón Gints Zibalodis— cerró con entusiasmo: al ver a los protagonistas animales reflejados en el agua antes de los créditos finales, el público respondió con gritos y aplausos. “Gracias por estar aquí”, dijo emocionado el propio Zibalodis antes de que iniciara la película.
La historia, que sigue a un gato negro en un mundo sin humanos, donde debe aprender a convivir con un perro, un capibara, un lémur y otros animales, ha conquistado corazones a nivel mundial. En México, durante su corrida comercial, atrajo a más de 2 millones de espectadores.
La función en el Zócalo fue especial no solo por su magnitud, sino también por su ambiente: desde los balcones de hoteles y restaurantes cercanos se seguía la proyección, mientras vendedores en calles como Madero ofrecían posters, diademas luminosas y llaveros con figuras del icónico gato negro, a precios accesibles. Las carpas que por la mañana sirvieron para actividades infantiles, por la noche se llenaron de asistentes precavidos que esperaban lluvia, la cual, sorprendentemente, solo dejó caer unas pocas gotas.
Durante hora y media, Flow fue el epicentro cultural y emocional de la ciudad, demostrando que, como en los inicios del cine, las películas pueden vivir sin necesidad de palabras, solo con la fuerza de sus imágenes y la conexión con el público.