Autoridades en Estados Unidos lograron la detención de una banda de ladrones internacionales que tenía como objetivo las residencias de atletas de alto perfil, entre ellos Patrick Mahomes, Travis Kelce y Joe Burrow.
Los delincuentes utilizaban drones, dispositivos de bloqueo de señales y tácticas de infiltración, como hacerse pasar por repartidores o corredores en vecindarios exclusivos, para ingresar a los hogares de sus víctimas.
Investigaciones recientes llevaron a la detención de un grupo de hombres chilenos en Ohio, acusados de robar casi 300.000 dólares en equipaje de diseñador, relojes y joyas de la casa del mariscal de campo de los Cincinnati Bengals, Joe Burrow. Uno de los sospechosos fue fotografiado usando un collar con el número de camiseta del jugador, lo que facilitó su identificación.
Las autoridades también hallaron memorabilia deportiva, joyas y arte robados en bodegas de Nueva Jersey, y revelaron que parte de los artículos saqueados fueron vendidos en una casa de empeños en el Distrito de los Diamantes de Manhattan.
Desde diciembre, el FBI había alertado a la NFL, NBA y NHL sobre la creciente ola de robos dirigidos a jugadores durante días de partido, cuando los delincuentes sabían que no estarían en casa.
Casas de Mahomes y Kelce, compañeros en los Kansas City Chiefs, fueron asaltadas en octubre. La estrella de los Lakers, Luka Doncic, sufrió el robo de joyas valoradas en 30.000 dólares en diciembre, mientras que el jugador de la NHL Evgeni Malkin, de los Pittsburgh Penguins, reportó una invasión en su hogar en enero.
Los documentos judiciales indican que los grupos criminales estaban conectados a redes de reventa en Nueva York y que uno de los detenidos tenía vínculos con al menos cinco bandas organizadas.
Las ligas deportivas han pedido a los jugadores reforzar la seguridad en sus hogares y evitar publicar su ubicación en redes sociales.
Los dos hombres detenidos en Nueva York fueron acusados de comprar y revender artículos robados desde 2020. Un juez les negó la fianza antes del Super Bowl, señalando que “este es un Super Bowl que los acusados tendrán que ver desde prisión”.