La Asamblea Nacional de Venezuela, controlada por el oficialismo, aprobó ayer por unanimidad un acuerdo que declara personas no gratas a nueve expresidentes latinoamericanos. Según el documento, estos líderes serían considerados una "fuerza extranjera que intenta invadir" el país si deciden acompañar al opositor Edmundo González Urrutia en su intento de juramentarse como presidente el próximo viernes 10 de enero.  

Entre los expresidentes vetados se encuentran Andrés Pastrana (Colombia), Mario Abdo Benítez (Paraguay), Vicente Fox y Felipe Calderón (México), Mireya Moscoso y Ernesto Pérez Balladares (Panamá), Jorge Quiroga (Bolivia), Jamil Mahuad (Ecuador) y Laura Chinchilla (Costa Rica).  

La diputada Rodbexa Poleo, quien impulsó la iniciativa, argumentó que el acuerdo busca “defender la patria” y preservar la soberanía nacional. Durante el debate, los legisladores calificaron las declaraciones y acciones de los exmandatarios como "nefastas e injerencistas", señalándolos como parte de una “ultraderecha internacional” que pretende desestabilizar la reelección de Nicolás Maduro, confirmada en los comicios del 28 de julio.  

El presidente del Parlamento, Jorge Rodríguez, subió el tono de las acusaciones al advertir que cualquier intento de los exgobernantes por ingresar al territorio venezolano sin autorización será considerado un acto de invasión. Rodríguez afirmó que, de ser necesario, los exlíderes serían capturados, enjuiciados y sancionados conforme a las leyes locales. “Cualquier aeronave, tripulantes y pasajeros que ingresen sin permiso serán tratados como una fuerza extranjera”, sentenció.  

Por su parte, el diputado opositor José Brito también criticó a los expresidentes, aunque con un enfoque distinto. Brito los calificó como "cuatro eclécticos" y aseguró que carecen de legitimidad en sus propios países.  

El pronunciamiento ocurre luego de que Andrés Pastrana anunciara que los nueve exmandatarios planean acompañar a González Urrutia en su intento de juramentarse como presidente. El líder opositor desconoce los resultados oficiales de las elecciones y se autoproclama como el legítimo ganador, aumentando la tensión en un país marcado por la polarización y el conflicto político.  

Este nuevo capítulo refleja la complejidad del panorama político venezolano, donde las disputas internas y las presiones internacionales continúan agudizando la crisis institucional.