El 1 de enero de 2025, el mundo dijo adiós a Jocelyn Wildenstein, la famosa socialité suiza conocida mundialmente como la “Catwoman” debido a su distintiva apariencia producto de múltiples cirugías plásticas. Su fallecimiento, confirmado por su pareja Lloyd Klein, fue atribuido a una embolia pulmonar, una condición que bloquea las arterias de los pulmones. Jocelyn tenía 84 años.

Jocelyn Wildenstein no solo fue famosa por su apariencia, sino también por su extravagante estilo de vida. Su nombre resonó en los titulares durante décadas, especialmente tras su divorcio de Alec Wildenstein, un multimillonario comerciante de arte. Este proceso legal, que concluyó en 1999, le otorgó uno de los acuerdos más lucrativos de la historia: $2.5 mil millones de dólares y una pensión anual de $100 millones.

Sin embargo, su vida pública siempre estuvo acompañada de especulaciones y críticas, principalmente debido a su transformación facial. Aunque muchos atribuyeron su apariencia a una serie de procedimientos quirúrgicos extremos, Jocelyn insistió en que sus rasgos felinos eran naturales y parte de su herencia familiar. En una entrevista con Vanity Fair en 1998, afirmó.“El lince tiene ojos perfectos. Si ves fotos de mi abuela, notarás estos ojos: ojos de gato y pómulos altos.”

El legado
Más allá de las controversias, Wildenstein dejó una impresión imborrable en la cultura popular como un símbolo de opulencia y la búsqueda de ideales estéticos personales. Su vida estuvo marcada por decisiones que generaron fascinación y debates, pero también demostró una resiliencia única frente a las adversidades y las críticas.

Jocelyn Wildenstein deja dos hijos, Diane y Alec Jr., quienes sobreviven a esta figura mediática que, sin duda, permanecerá en la memoria colectiva como una de las socialités más singulares y controvertidas del siglo XX y XXI.