México se ha consolidado como un destino para los migrantes rusos que buscan escapar del conflicto bélico en Ucrania, con un incremento interanual del 64% en la migración irregular desde Rusia, según datos del Gobierno mexicano. Este fenómeno ha sido especialmente notorio en Tapachula, la principal ciudad de la frontera sur, donde varios migrantes rusos como Tajir han llegado buscando refugio y oportunidades.
 
Tajir, un hombre que asegura haber pertenecido a las Fuerzas Especiales Rusas, dejó su país debido a su negativa a participar en la guerra. "No quiero disparar a personas que defienden su territorio", expresó en una entrevista con EFE, mientras compartía su deseo de vivir en México y trabajar como profesor. Tras haber pasado por varios países, llegó a Tapachula, donde se enfrenta a una situación incierta, ya que su solicitud de asilo fue rechazada por la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar).

Tajir se encuentra actualmente viviendo en un albergue y busca mejorar su español para poder establecerse y trabajar en México. “Quiero vivir en México, trabajar como profesor de Física-Matemática como antes en Rusia. Ahora estoy cantando tres veces por semana y otros días estoy aprendiendo español”, relató. A pesar de la negativa a su solicitud, algunos ciudadanos de la ciudad se han ofrecido a apoyarlo, lo que subraya la solidaridad entre los locales hacia los migrantes.

Por otro lado, organizaciones como Casa Frida, que apoyan a migrantes LGBTI+, han detectado un aumento exponencial de rusos que huyen no solo de la guerra, sino también de la creciente violencia hacia este colectivo. Cristian Andrade, consultor de Casa Frida, explicó que la situación ha empeorado debido a las políticas represivas del presidente Vladimir Putin hacia las personas LGBTI+, lo que ha impulsado a muchos a buscar refugio en países como México.

Anatoly, un migrante ruso que huyó de San Petersburgo y ahora reside en Ciudad de México con una visa de residente temporal, es un ejemplo de la resiliencia de estos migrantes. "Mi corazón pertenece a México", comentó Anatoly, quien además trabaja como traductor voluntario en Casa Frida. A pesar de que Estados Unidos sigue siendo la primera opción para muchos rusos, México se ha convertido en un punto de espera para aquellos que no tienen otra opción, temerosos de quedarse en un país donde el idioma y las costumbres son ajenas.

De enero a agosto de 2024, México detectó a más de 335 migrantes rusos de manera irregular, un aumento considerable dentro del récord general de 925.000 personas de diversas nacionalidades. Si bien muchos de estos migrantes aún consideran a Estados Unidos como su destino final, varios han comenzado a sentirse más conectados con México, e incluso han llegado a obtener residencia temporal y empleo, lo que les permite ver el país como un hogar potencial a largo plazo.

Con una situación social y política cada vez más difícil en Rusia, México sigue siendo un refugio para quienes huyen del conflicto y las represiones, buscando no solo seguridad, sino también la posibilidad de un nuevo comienzo.