Un ataque suicida en una estación de tren en Pakistán dejó al menos 26 muertos y más de 60 heridos este sábado 9 de noviembre. La explosión ocurrió cuando cerca de 100 pasajeros aguardaban para tomar un tren en dirección a Rawalpindi desde Quetta, la capital de la inestable provincia de Baluchistán, en el suroeste del país.
Según informes de funcionarios locales, entre las víctimas mortales hay aproximadamente una docena de soldados y seis empleados ferroviarios. Las autoridades indicaron que algunos de los pasajeros gravemente heridos fallecieron más tarde en los hospitales, lo que elevó la cifra de muertos.
El grupo separatista Ejército de Liberación de Baluchistán (ELB) se atribuyó la autoría del atentado, asegurando que el objetivo principal del atacante suicida eran los soldados presentes en la estación de tren. El ELB ha estado librando una insurgencia por años con el fin de lograr la independencia de Baluchistán del gobierno central de Pakistán.
Las imágenes del lugar mostraron escenas devastadoras: el techo de la plataforma destruido, un puesto de té destrozado y maletas esparcidas por el suelo. La policía local informó que los heridos fueron trasladados a hospitales cercanos para recibir atención médica.
El primer ministro de Pakistán, Shehbaz Sharif, condenó el atentado en un comunicado, prometiendo que quienes orquestaron el ataque "pagarán un precio muy alto". Aseguró además que las fuerzas de seguridad están comprometidas a erradicar la amenaza del terrorismo en el país.
Este atentado se produce poco después de otro ataque en Baluchistán el mes pasado, cuando una bomba adherida a una motocicleta explotó cerca de un vehículo que transportaba policías encargados de proteger a los trabajadores de vacunación contra la polio, matando a nueve personas, incluidos cinco niños.
Baluchistán es una región rica en recursos naturales como petróleo y minerales, pero también una de las menos pobladas y más empobrecidas de Pakistán. La provincia alberga a la minoría étnica baluchi, que ha denunciado discriminación y explotación por parte del gobierno central. Además de los separatistas, la región enfrenta la presencia de militantes islámicos y otros grupos armados.
El ELB ha dirigido varios ataques en el pasado contra fuerzas de seguridad y ciudadanos extranjeros, especialmente contra trabajadores chinos en Pakistán, como parte de su oposición a los proyectos de infraestructura financiados por China en el marco de la Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda. Recientemente, el grupo se atribuyó un atentado suicida contra un convoy de ciudadanos chinos en Karachi, lo que ha llevado a Beijing a exigir mayores medidas de seguridad para sus ciudadanos en el país.
