Ayer, Lee Jae-myung asumió oficialmente la presidencia de Corea del Sur, marcando el inicio de un mandato de cinco años con el anuncio de nombramientos estratégicos en su gabinete. En su primer acto de gobierno, Lee designó al legislador Kim Min-seok, su asesor de campaña y uno de sus aliados políticos más cercanos, como primer ministro.
Kim, un veterano político con cuatro legislaturas y un pasado como activista estudiantil, fue clave durante la campaña electoral que llevó a Lee al poder. El presidente destacó que su elección se basa en la “amplia experiencia legislativa, conocimiento en políticas públicas, perspectiva internacional y capacidad de liderazgo unificador” que posee Kim, a quien calificó como “la persona ideal para liderar a la nación en tiempos de crisis y restaurar la economía popular”.
Equipo presidencial: continuidad, lealtad y señales de apertura
Además del primer ministro, cuya nominación deberá ser ratificada por el parlamento, Lee Jae-myung presentó a otros miembros destacados de su equipo:
• Kang Hoon-sik, también parte de su campaña, será jefe de gabinete.
• Wi Sung-lac, diplomático de carrera, fue nombrado asesor de seguridad nacional.
• Lee Jong-seok, exministro de Unificación, asumirá la dirección del Servicio Nacional de Inteligencia, lo que podría indicar un interés renovado en reanudar el diálogo con Corea del Norte.
• El general retirado Hwang In-kwon será el nuevo jefe del Servicio de Seguridad Presidencial.
• Kang Yu-jung, portavoz de su campaña, se desempeñará como portavoz presidencial.
Una transición atípica en tiempos turbulentos
Lee, líder del Partido Democrático, fue declarado presidente tras obtener el 49,42% de los votos, superando al conservador Kim Moon-soo. Su ascenso se da en medio de un clima político convulso, ya que las elecciones fueron adelantadas tras la destitución del expresidente Yoon Suk-yeol, quien intentó imponer la ley marcial a finales del año pasado.
Dado el contexto excepcional, Lee asumió el cargo de forma inmediata, sin el habitual período de transición, lo que implica retos adicionales en la organización y ejecución de sus políticas iniciales.
Desafíos y expectativas
El nuevo mandatario enfrenta grandes desafíos: un país políticamente polarizado, tensión con Corea del Norte, y una economía marcada por la inflación y el desempleo juvenil. El perfil de su gabinete sugiere una prioridad por la lealtad interna y la eficiencia operativa, pero también deja entrever señales de apertura diplomática, en especial hacia la península norcoreana.
El liderazgo de Lee Jae-myung arranca con expectativas altas y un camino complejo por recorrer. Su capacidad para dialogar con una oposición robusta en el parlamento será crucial para sostener la gobernabilidad y avanzar en sus compromisos de campaña.
