Este viernes, el expresidente de Estados Unidos Joe Biden hizo su primera aparición pública tras anunciar el fin de semana pasado que fue diagnosticado con cáncer de próstata. La ocasión fue la graduación de su nieto Robert Hunter Biden II, en la Escuela Salisbury, ubicada en Salisbury, Connecticut.
Aunque la fotografía del momento fue inicialmente compartida por la exprimera dama Jill Biden, más tarde fue eliminada de sus redes sociales. La imagen iba acompañada del mensaje: “¡Orgullosos Nana y Pop! Felicidades, Hunter, estamos muy orgullosos de ti”.
El pasado domingo, la oficina personal del expresidente confirmó que Biden fue diagnosticado con cáncer de próstata con metástasis ósea, con una puntuación de Gleason de 9, indicando un grado alto de agresividad. Dos días después, se aclaró que no se le habían realizado pruebas de detección en más de una década, desmintiendo versiones de un diagnóstico previo.
El caso ha avivado el debate dentro del Partido Demócrata y en medios políticos sobre el estado físico y mental de Biden, quien ha sido objeto constante de especulación en ese sentido, especialmente tras su participación en la campaña presidencial de 2024.
La reciente publicación de un libro coescrito por Jake Tapper (CNN) y Alex Thompson (Axios) ha reforzado esta discusión, al profundizar en el deterioro físico del exmandatario durante su última campaña. La familia Biden ha reaccionado con firmeza: Naomi Biden, nieta del expresidente, criticó en redes sociales a los autores acusándolos de difundir mentiras basadas en fuentes anónimas, calificándolos de “periodistas irresponsables”.
A pesar del revuelo mediático, cercanos al expresidente aseguran que Biden se mantiene lúcido y fuerte. Su diagnóstico podría también dar pie a un nuevo enfoque público sobre la importancia de las pruebas preventivas, particularmente entre adultos mayores.
Mientras tanto, se espera que Biden continúe su recuperación en privado, acompañado de su familia, mientras el país debate su futuro papel en la esfera política y pública.