En una emotiva ceremonia celebrada en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco deseó un Feliz Domingo de Ramos y una bendecida Semana Santa a los miles de fieles que se congregaron para dar inicio a uno de los períodos más significativos del calendario litúrgico cristiano.

Al término de la Misa del Domingo de Ramos de la Pasión del Señor, el Pontífice salió de la Basílica y recorrió la plaza en silla de ruedas durante aproximadamente diez minutos, saludando con gestos afectuosos a los peregrinos, quienes respondieron con aplausos y muestras de cariño. El gesto fue ampliamente celebrado por los presentes, destacando la cercanía y humildad del líder de la Iglesia católica.
 
Durante su homilía, el Papa reflexionó sobre el sufrimiento de Jesús y llamó a los fieles a cargar sus propias cruces en esta Semana Santa, así como a acompañar y aliviar el dolor de quienes los rodean. Inspirado en la figura de Simón de Cirene, que ayudó a Jesús a llevar la cruz, el Papa señaló que “Jesús sale al encuentro de todos, en cada situación”.

El Santo Padre también hizo un llamado a observar la realidad del mundo actual, marcado por la violencia y el odio, y subrayó que el camino del Calvario es hoy también un camino de redención para millones de personas que sufren injusticias.

Antes de despedirse, Francisco se detuvo en el interior de la Basílica para orar ante tres lugares de gran significado espiritual: la tumba del Apóstol Pedro, la del Papa San Pío X y el monumento a Benedicto XV.

Este gesto se suma a una serie de apariciones recientes del Pontífice, como su participación en el Jubileo de los Enfermos y su visita a la Basílica de Santa María la Mayor, donde oró ante el icono mariano de la Salus Populi Romani.

Con sus palabras y su presencia, el Papa Francisco abrió una Semana Santa marcada por la oración, la reflexión y la esperanza, ofreciendo consuelo espiritual a millones de católicos en todo el mundo.