El Programa Conjunto de la ONU sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lanzó un mensaje esperanzador pero contundente: el mundo aún puede lograr que el sida deje de ser una amenaza para la salud pública a finales de esta década, conforme a los objetivos de la Agenda 2030. Sin embargo, para alcanzar esta meta, los gobiernos deben proteger los derechos humanos de las personas que viven con VIH o están en riesgo de contraerlo.
El informe de ONUSIDA, publicado en vísperas del Día Mundial contra el Sida, señala que las violaciones a las libertades fundamentales son uno de los mayores escollos. Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA, destacó que “negar acceso a servicios de salud a ciertas comunidades vulnera derechos esenciales y dificulta la lucha contra la pandemia”.
Entre los principales retos:
- **Acceso desigual a tratamientos:** 9.3 millones de personas con VIH (casi el 25% del total) no tienen acceso a la terapia antirretroviral.
- **Discriminación sistemática:** En al menos 63 países, las relaciones entre personas del mismo sexo siguen siendo penalizadas, lo que afecta la respuesta al VIH, pues en estas naciones la prevalencia del virus es cinco veces mayor entre hombres homosexuales.
- **Desigualdad de género:** En África oriental y meridional, las mujeres y niñas tienen tres veces más probabilidades de vivir con VIH que los hombres.
Desde que se detectaron los primeros casos hace 40 años, 88.4 millones de personas han contraído el VIH y 42.3 millones han fallecido debido a enfermedades relacionadas. En 2023, 39.9 millones de personas vivían con el virus, 1.3 millones contrajeron la infección y 630 mil murieron.
Además, alrededor de 1.4 millones de personas con VIH son menores de 14 años, y 5.4 millones de seropositivos desconocen su condición.
Los nuevos medicamentos de acción prolongada, que requieren solo un par de inyecciones al año, están marcando un avance significativo en el tratamiento y la prevención del VIH. Sin embargo, ONUSIDA advierte que estas terapias deben ser accesibles de manera universal y sin demoras.
“La innovación no servirá si no llega a quienes más la necesitan. Debemos garantizar que estas opciones revolucionarias sean para todos, no solo para unos pocos”, afirmó Alexandra Calmy, responsable de VIH en los Hospitales Universitarios de Ginebra.
Este año, el lema del Día Mundial contra el Sida, *“Sigamos el camino de los derechos”*, refuerza la idea de que la atención a los derechos humanos es clave para avanzar en esta lucha. El activista mexicano Axel Bautista, defensor de los derechos del colectivo LGTBIQ, subrayó que descriminalizar la orientación sexual es esencial pero insuficiente: “Es necesario avanzar hacia una mayor inclusión para erradicar la homofobia, la transfobia y los crímenes de odio”.
Byanyima también llamó la atención sobre la conexión entre la educación, la violencia de género y el VIH, destacando que negar educación a las niñas o tolerar la violencia son barreras que perpetúan la epidemia.
A pesar de los desafíos, el informe de ONUSIDA ofrece una visión alentadora: la erradicación del sida como amenaza para la salud pública es una meta alcanzable si se prioriza la justicia social, la equidad y el acceso universal a tratamientos.
La lucha contra el VIH/Sida, que ya lleva más de cuatro décadas, se encuentra en una etapa decisiva. La comunidad internacional tiene la oportunidad y la responsabilidad de cerrar las brechas y garantizar que nadie quede atrás.