La ciudad de Lahore, capital cultural de Pakistán, enfrenta una crisis de contaminación del aire sin precedentes, con niveles que han alcanzado un récord de más de mil 100 en el índice de calidad del aire, cifra que supera con creces el límite considerado peligroso para la salud. La ciudad de 14 millones de habitantes se encuentra envuelta en un smog tóxico, mezcla de niebla y contaminación, desde el mes pasado, lo que ha provocado una creciente afluencia de pacientes con enfermedades respiratorias a hospitales y clínicas privadas.
Según médicos locales, decenas de miles de personas han sido atendidas por tos, irritación en los ojos y otros problemas respiratorios. "La mayoría de los pacientes siguen llegando sin mascarillas, a pesar de la gravedad de la situación", comentó Salman Kazmi, vicepresidente de la Asociación Médica de Pakistán.
En respuesta a la crisis, las autoridades locales advirtieron que podrían ordenar un confinamiento total si los residentes no siguen las recomendaciones de salud pública, como el uso de mascarillas. La ministra Marriyum Aurangzeb instó a la población a tomar medidas inmediatas para evitar que la situación empeore y se dispuso a investigar métodos como la lluvia artificial para mitigar la contaminación.
Para contener la crisis, el gobierno también ha impuesto restricciones como la prohibición de barbacoas sin filtros, el cierre temprano de salones de bodas y la limitación del uso de rickshaws motorizados. Sin embargo, los expertos temen que estos esfuerzos no sean suficientes si la gente continúa sin tomar precauciones adecuadas.