En el contexto de las elecciones presidenciales que se llevan a cabo hoy en Estados Unidos, se presenta una situación inusual: un posible empate en el Colegio Electoral entre los dos candidatos principales, Kamala Harris, actual vicepresidenta y candidata demócrata, y Donald Trump, expresidente y candidato republicano. Las encuestas recientes han reflejado una competencia muy reñida, con diferencias mínimas en los porcentajes de apoyo, lo que hace que el empate electoral sea más factible que en elecciones anteriores.
Es importante entender que, en el sistema democrático estadounidense, el voto popular no es el factor decisivo para determinar al ganador. En su lugar, se utiliza el Colegio Electoral, un mecanismo que distribuye los votos en función de la población de los 50 estados. Esto se hace para garantizar que los estados menos poblados no queden en desventaja frente a los más habitados.
El total de votos electorales en el Colegio Electoral es de 538, y dado que este número es par, existe una remota posibilidad de que tanto Harris como Trump obtengan 269 votos cada uno. En caso de un empate, la Enmienda número 12 de la Constitución establece que la nueva Cámara de Representantes será la encargada de decidir el resultado. En esta sesión extraordinaria, cada estado votaría por su candidato, y el que logre al menos 26 de los 50 estados sería proclamado presidente.
Actualmente, los republicanos cuentan con 26 delegaciones estatales frente a 22 de los demócratas, con dos estados en empate. Los analistas políticos sugieren que esta relación podría mantenerse tras el conteo de votos en los próximos días, lo que podría favorecer a Trump en el hipotético caso de un empate en el Colegio Electoral.
Sin embargo, es relevante señalar que, a lo largo de la historia de Estados Unidos, nunca se ha llegado a la instancia de que la Cámara de Representantes decida el resultado de una elección presidencial. Incluso en las contiendas más reñidas, el mecanismo del Colegio Electoral ha sido suficiente para definir al ganador.
A medida que avanza el día electoral, el país aguarda ansioso los resultados y se prepara para un desenlace que, en caso de empate, podría marcar un precedente histórico en la política estadounidense.