Alumnos de Arqueología en la Universidad Estatal Petrozavodsk en la república de Carelia, en el oeste de Rusia, descubrieron en las orillas del lago Onega, cerca de la frontera con Finlandia, un "excepcional" entierro individual de la Edad de Cobre con más de 100 joyas de ámbar, el primero de su tipo en la región.
El hallazgo fue realizado en una estrecha fosa ovalada cubierta con pintura roja-ocre, asociada generalmente a contextos rituales, que contenía la osamenta de un hombre de avanzada edad, que, considerando los objetos votivos con los que fue sepultado, se sospecha que perteneció a los estratos altos de la sociedad.
Asimismo, fueron encontradas 140 piezas de joyería elaboradas con ámbar del báltico, el número más grande hasta ahora encontrado en un contexto funerario en toda la región, entre las que destacan una serie de botones encontrados cosidos a una manta de cuero que cubría el cuerpo, así como colgantes y discos dispuestos en dos hileras a lo largo de la tumba.
Otro de los elementos que hacen de este enterramiento único, son las pequeñas ofrendas de lascas de sílex, un material que se obtenía a través del comercio, que se cree son una representación a escala de cuchillos o algún tipo de arma o herramienta de casa, publica RT.
Basados en la similitud que presentan los ajuares recuperados por los estudiantes con aquellos encontrados en otras tumbas de la región, se ha estimado, por analogía, que el enterramiento tiene aproximadamente 5.500 años de antigüedad.
Asimismo, puesto que es la primera vez que se observan algunas de las piezas de ámbar en Europa del Este, se cree que el cuerpo pertenecía a un comerciante procedente de la región báltica oriental. Sin embargo, señala la universidad, será necesario continuar con las investigaciones para confirmar estas hipótesis.