La carne de cabrito, un ingrediente emblemático en la rica tradición culinaria de pueblos mágicos como Tula y apreciada en toda la industria alimentaria, destaca por su terneza, su contenido de grasas saludables y su delicioso sabor. Pero, ¿qué tan beneficioso es incluirla en nuestra dieta?
Según el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), el término "cabrito" se refiere específicamente a un caprino joven, criado en granjas mexicanas y alimentado exclusivamente con leche materna. Es importante distinguir estos ejemplares de otros más grandes o destetados tempranamente, cuya alimentación diversa puede influir en el color y sabor de su carne.
La producción nacional de carne de cabrito ha mantenido un promedio de casi 40 mil toneladas anuales en la última década, con actividad registrada en 29 entidades del país en 2017.
Cortes populares y su valor nutricional
Entre los cortes de cabrito más demandados en la gastronomía mexicana se encuentran las chuletas, el costillar y la pierna, cada uno con preparaciones culinarias distintivas.
Desde el punto de vista nutricional, la carne de cabrito se considera magra, lo que implica un bajo contenido de grasa, y es una excelente fuente de proteínas de alto valor biológico, lo que la convierte en una opción interesante para quienes buscan cuidar su alimentación.
De acuerdo con el SIAP y otros estudios, la carne de cabrito aporta:
Proteínas: Esenciales para el desarrollo y mantenimiento de la masa muscular.
Fósforo: Importante para la salud ósea y la función celular.
Agua: Contribuye a la hidratación del organismo.
Potasio: Ayuda a regular la presión arterial y la función muscular.
Vitaminas del grupo B (B1, B3, B6 y B12): Cruciales para el metabolismo energético y la función nerviosa.
Además, en menor proporción, contiene otros nutrientes como colesterol, calorías, ácidos grasos monoinsaturados (considerados saludables), magnesio, yodo, vitamina D, vitamina B2, ácidos grasos saturados y vitamina E.
En resumen, la carne de cabrito, tan arraigada en la tradición culinaria de regiones como Tula, no solo deleita el paladar, sino que también ofrece importantes beneficios nutricionales, siendo una fuente de proteína magra y diversos minerales y vitaminas del grupo B.