Un tribunal de Seúl dictaminó que el arresto del presidente Yoon Suk-yeol fue ilegal, permitiendo que el mandatario surcoreano enfrente en libertad su proceso penal por insurrección, derivado de la polémica declaración de la ley marcial en el país.

Tras pasar 52 días en detención, Yoon abandonó la prisión en Uiwang, al sur de Seúl, poco antes de las 18:00 hora local. A su salida, fue recibido por cientos de simpatizantes y miembros de su partido, el Partido del Poder Popular (PPP), quienes lo vitorearon mientras se dirigía a la residencia presidencial.

La liberación del mandatario se produce luego de que el Tribunal del Distrito Central de Seúl anulara su detención, argumentando que se excedió el período legal de arresto y que su procesamiento se realizó fuera del plazo permitido. La fiscalía decidió no apelar la resolución.

En un mensaje dirigido a su equipo legal, Yoon expresó su gratitud hacia el tribunal, destacando su “valentía y determinación para corregir la ilegalidad”.

Sin embargo, el juicio penal en su contra sigue en marcha. Yoon está acusado de insurrección, el único delito por el que un presidente surcoreano no goza de inmunidad y que, de ser hallado culpable, podría llevarlo a cadena perpetua.

Paralelamente, el Tribunal Constitucional aún debe decidir si ratifica su destitución, aprobada por el Parlamento el pasado 14 de diciembre, cuando legisladores lo acusaron de violar la Constitución al decretar la ley marcial. Si la destitución se confirma, Corea del Sur deberá convocar elecciones presidenciales anticipadas en un plazo de 60 días.

Actualmente, Yoon sigue siendo formalmente presidente, aunque sus funciones han sido suspendidas mientras avanza el proceso de inhabilitación.

La liberación de Yoon ha profundizado la crisis política en Corea del Sur. Su partido, el PPP, celebró la decisión, aunque lamentó que la liberación “llegara tarde”.

Por otro lado, la oposición, liderada por el Partido Democrático (PD), calificó la medida como “una rendición inexcusable” y acusó al tribunal de “ser leal al líder de una insurrección en lugar de al pueblo”.

Mientras tanto, las calles de Seúl han sido escenario de protestas masivas, con miles de manifestantes divididos entre quienes exigen la restitución del presidente y quienes demandan que su destitución sea definitiva.

Con la incertidumbre política en aumento, Corea del Sur enfrenta uno de los momentos más tensos de su historia reciente, a la espera de la decisión final del Tribunal Constitucional.