Los juegos de azar y las apuestas han crecido exponencialmente en las últimas décadas, consolidándose como un fenómeno global que involucra a millones de personas en tres modalidades principales: loterías, apuestas deportivas y casinos. Según la plataforma Statista GmbH, el mercado global de este sector alcanzó en 2023 un valor aproximado de un billón de dólares, destacándose como una de las actividades económicas más lucrativas a nivel mundial.
China lidera el listado con 60 millones de practicantes, equivalentes al 4 % de su población. Estados Unidos ocupa el segundo lugar con más de 20 millones de apostadores, mientras que países como Australia, Dinamarca y Finlandia registran un porcentaje superior al 3 %.
En México, el impacto económico del sector también es notable. Según datos de la Secretaría de Economía, durante el segundo trimestre de 2024, el Producto Interno Bruto del rubro de casinos, loterías y juegos de azar fue de 164 mil 17 millones de pesos, con un incremento del 17 % respecto al trimestre anterior.
El Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas (DENUE) 2024 del INEGI reporta 5 mil 466 unidades económicas relacionadas con esta actividad. Las entidades con mayor concentración son la Ciudad de México (662), Yucatán (499) y Jalisco (424). En el segundo trimestre de 2024, la población ocupada en este sector ascendió a 20 mil 200 personas, el 70.2 % de ellas mujeres.
A nivel nacional, Baja California lidera en número de casinos, con 44 salas en operación, seguida por Nuevo León, Ciudad de México, Jalisco y Sonora, cada una con más de 30 locales. Sin embargo, la única autoridad que puede otorgar permisos es la Secretaría de Gobernación, a través de la Dirección General de Juegos y Sorteos.
Miguel Ángel González Ibarra, académico de la Facultad de Economía de la UNAM, explicó que las apuestas tienen un componente positivo, pues representan una actividad lúdica y recreativa. Sin embargo, advirtió sobre riesgos como la obsesión por ganar, la posible adicción y su uso como mecanismo para el lavado de dinero, especialmente en transacciones en efectivo.
"El problema radica en que estos recursos podrían provenir de organizaciones criminales o de actos de corrupción. Por ello, es fundamental una regulación estricta para evitar transacciones ilícitas en este sector", señaló González Ibarra.
La industria del juego y las apuestas no solo genera entretenimiento, sino que también impacta de manera significativa en las economías locales y globales. Sin embargo, para garantizar que su crecimiento sea sostenible y ético, es crucial que las autoridades implementen regulaciones robustas que prevengan el uso indebido de estos recursos y promuevan un entorno seguro para los participantes.