Este jueves 9 de enero, Estados Unidos honra la memoria del expresidente Jimmy Carter (1977-1981), quien falleció el pasado 29 de diciembre a los 100 años. En señal de respeto, el país celebra una jornada de luto nacional que incluye el cierre de oficinas de correos, agencias federales y la Bolsa de Nueva York.  

El funeral de Estado tiene lugar en la Catedral Nacional de Washington, tras varios días de homenajes que comenzaron en Plains, Georgia, su pueblo natal, y continuaron en el Capitolio de Estados Unidos, donde se instaló una capilla ardiente en el Centro Presidencial Carter en Atlanta.  
 
El presidente Joe Biden decretó el cierre de departamentos y agencias del gobierno federal, e instó a los ciudadanos a rendir tributo al legado de Carter.  

“Pido al pueblo estadounidense que se reúna en sus respectivos lugares de culto para rendir homenaje a la memoria del Presidente James Earl Carter, Jr.”, expresó Biden en un comunicado.  

Las banderas de Estados Unidos ondearán a media asta durante 30 días como muestra de respeto al 39º presidente, reconocido por su humildad, humanitarismo y servicio a la nación, tanto durante su mandato como en su destacada vida pospresidencial.  

La jornada de luto también se extendió al ámbito financiero. La Bolsa de Nueva York cerró sus mercados, sumándose al homenaje nacional.  

“Durante su notable vida pospresidencial, el Presidente Carter dejó un legado perdurable de humanitarismo. La NYSE honrará respetuosamente la vida de servicio del Presidente Carter a nuestra nación cerrando nuestros mercados en el Día Nacional de Luto”, declaró Lynn Martin, presidenta de la Bolsa de Valores de Nueva York.  

Si bien bancos y negocios privados no estaban obligados a cerrar, muchos optaron por suspender actividades o reducir operaciones para unirse al día de reflexión.  

Jimmy Carter, nacido el 1 de octubre de 1924, es recordado por su compromiso con los derechos humanos, la paz y la justicia social. Tras dejar la presidencia, dedicó su vida al activismo, recibiendo el Premio Nobel de la Paz en 2002 por su labor en pro de la diplomacia internacional y los derechos humanos.  

Su partida deja un vacío profundo, pero su legado seguirá siendo una fuente de inspiración para generaciones futuras.