Un hecho impactante ha conmocionado a India y al mundo: **Rohitash Kumar**, un joven de 25 años con dificultades para hablar y oír, fue declarado muerto por un médico en un hospital de Jhunjhunu, en el estado de Rajastán. Sin embargo, momentos antes de ser incinerado, Kumar comenzó a moverse y respirar, revelando que estaba vivo.
El incidente ocurrió el pasado 21 de noviembre, cuando Kumar fue llevado de urgencia al hospital tras sufrir una crisis epiléptica. Sin realizar una autopsia, un médico declaró su muerte y emitió un informe post mortem, enviando el cuerpo directamente para la cremación.
Según el jefe médico del hospital, D. Singh, "el cuerpo empezó a moverse poco antes de ser incinerado". Ante la sorpresa y alarma de los presentes, Kumar fue trasladado nuevamente al hospital. Pese a los esfuerzos por salvarlo, falleció un día después, el 22 de noviembre.
El caso ha desatado una fuerte polémica por la presunta negligencia médica. Según medios como *Times of India*, tres médicos del hospital fueron suspendidos, y la policía local abrió una investigación para esclarecer lo sucedido.
El incidente ha puesto en el centro del debate la calidad de los protocolos médicos en la región, donde declarar la muerte sin realizar una autopsia viola las normativas de atención sanitaria.
Este episodio, aunque extraordinario, refleja las deficiencias en los sistemas de salud en algunas áreas del mundo. La familia de Rohitash Kumar y diversas organizaciones han exigido justicia y una revisión integral de los procedimientos médicos en hospitales públicos para evitar tragedias similares en el futuro.
Mientras tanto, el caso sigue siendo un recordatorio de la importancia de actuar con precisión y ética en la atención médica, especialmente en situaciones donde la vida y la muerte están en juego.