El estado de Sinaloa continúa siendo escenario de actos violentos perpetrados por el crimen organizado, con el asesinato de dos exsecretarios de Seguridad Pública de Mazatlán en menos de dos semanas. El caso más reciente ocurrió este domingo, cuando **Juan Ramón Alfaro Gaxiola**, exjefe policiaco del puerto, fue atacado a balazos frente a su domicilio en la colonia Hacienda de Urías.
El ataque, llevado a cabo por hombres armados, dejó gravemente herido a Alfaro Gaxiola, quien fue trasladado por cuerpos de emergencia a un hospital bajo un fuerte operativo de seguridad que involucró a elementos del Ejército y la Policía Municipal. Pese a los esfuerzos médicos, el exfuncionario falleció poco después de su ingreso al nosocomio.
El homicidio de Alfaro Gaxiola ocurre apenas días después del asesinato de **Simón Malpica Hernández**, otro exsecretario de Seguridad Pública de Mazatlán, quien fue atacado a corta distancia en la colonia Benito Juárez, frente a un parque deportivo. Al igual que Alfaro, Malpica Hernández murió en un hospital tras ser gravemente herido en el atentado.
Ambos exfuncionarios desempeñaron roles clave en la Secretaría de Seguridad Pública de Mazatlán. Malpica Hernández había sucedido a Alfaro Gaxiola en el cargo antes de tramitar su jubilación y asumir un puesto administrativo en el ayuntamiento del puerto.
La violencia también se cobró la vida de **Benjamín Villarreal Guerrero**, exsubdirector de Seguridad Pública de Culiacán, quien fue asesinado a tiros el viernes pasado en un restaurante del fraccionamiento Montebello, en la capital del estado. Villarreal Guerrero, quien gozaba de un permiso sin goce de sueldo, planeaba trasladarse próximamente a la Ciudad de México para someterse a exámenes de control de confianza.
Ante la escalada de asesinatos, la Fiscalía General del Estado ha intensificado las investigaciones y el despliegue de operativos de seguridad en Mazatlán y otras zonas de Sinaloa. Las instituciones hospitalarias involucradas en la atención a las víctimas han sido resguardadas por fuerzas federales y municipales para garantizar la seguridad del personal y de las instalaciones.
La violencia que ha golpeado a altos mandos policiacos en Sinaloa refleja la complejidad de la lucha contra el crimen organizado en la región, dejando en evidencia la urgente necesidad de estrategias que fortalezcan tanto la seguridad como la confianza en las instituciones públicas.