Originario de México y conocido también como “chayotli”, el chayote es una hortaliza que ha sido un pilar en la gastronomía y la medicina tradicional del país. Su cultivo, concentrado en los estados del sur, se beneficia del clima cálido y semiseco, ideal para su desarrollo. Según la Biblioteca Digital de Medicina Tradicional Mexicana de la UNAM, su pulpa suave y su versatilidad lo hacen inconfundible, ya sea con espinas o sin ellas.
Sin embargo, lo que verdaderamente resalta del chayote son sus propiedades curativas, respaldadas por investigaciones etnobotánicas y relatos tradicionales. Algunos de sus beneficios más destacados son:
- **Antiinflamatorio natural:** Contiene antioxidantes como la quercetina y la miricetina, que ayudan a reducir inflamaciones, ya sea en el estómago o las fosas nasales durante resfriados.
- **Protector cardíaco:** Los compuestos del chayote contribuyen a relajar el flujo sanguíneo. En Puebla, se utiliza en infusiones para controlar la presión arterial, mezclado con cáscaras de miltomate.
- **Regulador de azúcar en sangre:** Su índice glucémico bajo y alto contenido de fibra lo hacen ideal para personas con diabetes o que buscan prevenir la enfermedad.
- **Aliado en el embarazo:** Rico en vitamina B9, esencial para el desarrollo cerebral y medular del feto, además de prevenir partos prematuros.
- **Efecto antihemorrágico:** En algunas regiones, se emplea en baños posparto para prevenir hemorragias, una práctica con raíces tradicionales.
El chayote puede consumirse crudo o cocido, ya sea en ensaladas, batidos, o como acompañamiento al vapor con carnes magras como pollo o pescado. Incluso sus hojas se hierven para preparar infusiones con fines medicinales.
Este alimento, que pertenece al grupo de las calabazas, es un claro ejemplo de cómo la riqueza natural y cultural de México puede aportar tanto al bienestar como a la mesa, consolidando su lugar como un superalimento mexicano.