Descubren fósil de un "unicornio siberiano" en Kazajistán

Descubren fósil de un "unicornio siberiano" en Kazajistán

Descubren fósil de un Descubren fósil de un "unicornio siberiano" en Kazajistán.

Un fascinante descubrimiento paleontológico ha tenido lugar en Kazajistán, donde se encontró el fósil de un cráneo de un unicornio siberiano, conocido científicamente como *Elasmotherium sibiricum*. Aunque su apariencia se asemeja más a la de un rinoceronte gigante que a la mítica criatura de los cuentos de hadas, este hallazgo ofrece una nueva perspectiva sobre los animales que habitaron la Tierra hace aproximadamente 29,000 años.

El equipo de paleontólogos de la Universidad de Tomsk State realizó el descubrimiento en excelente estado de conservación. Según los análisis realizados, este unicornio siberiano medía cerca de dos metros de altura y aproximadamente cuatro metros y medio de largo, alcanzando un peso de alrededor de cuatro toneladas, lo que lo convertía en un animal imponente.

Lo que más destaca de esta criatura es su cuerno, que, a diferencia de la representación clásica de los unicornios, no se encuentra en la frente, sino que sobresale del centro de su cara. Este herbívoro se alimentaba exclusivamente de plantas, lo que lo posicionaba como un gigante pacífico en su ecosistema.

Este hallazgo respalda la teoría de que los unicornios sí existieron en la Tierra, aunque contradice la idea de que estas criaturas vivieron hace unos 350,000 años. El cráneo encontrado pertenece a un macho de edad avanzada, lo que sugiere que los unicornios siberianos pudieron haber sobrevivido miles de años más de lo que se había estimado, gracias a las migraciones que llevaron a cabo. Los investigadores creen que este animal se refugió en la región de Siberia occidental, lo que le permitió prolongar su existencia, aunque la causa de su muerte aún no ha sido determinada.

Este descubrimiento no solo enriquece nuestro entendimiento de la fauna prehistórica, sino que también nos conecta con las leyendas y mitos que han perdurado a lo largo del tiempo, recordándonos que las fronteras entre la realidad y la ficción a veces pueden ser más difusas de lo que pensamos.