Anoche, Jaime Munguía enfrentó a un rival más complicado de lo que esperaba, el armenio Erik Bazinyan, quien logró sacudirlo y hacerlo lucir vulnerable en el ring. Sin embargo, Munguía encontró el espacio necesario para derribar a Bazinyan y volver al camino de la victoria.

La reciente derrota de Munguía ante Canelo Álvarez parece haber afectado su confianza, ya que durante los primeros cinco rounds del combate, mostró una actitud poco agresiva y se vio superado por un rival que exhibió una técnica depurada y calma bajo presión.

Fue en el sexto episodio cuando Munguía comenzó a tomar el control y a hacer daño real con sus combinaciones. No obstante, en ese round favorable, pareció fatigarse, y en el séptimo, generó dudas sobre su capacidad para mantener la reacción.

Afortunadamente, en el octavo round ambos boxeadores se entregaron, ofreciendo la pelea que el público había esperado. Bazinyan continuó utilizando su jab, alcanzando el rostro de Munguía en varias ocasiones, pero el mexicano se mostró más decidido, lanzando ganchos al torso y la cabeza. Un uppercut y un gancho al hígado lograron descolocar al armenio.

El noveno round fue parejo, con Bazinyan utilizando su jab y Munguía lanzando combinaciones que carecieron del golpe decisivo. Sin embargo, ese golpe llegó en el décimo, cuando Munguía conectó un fuerte impacto en el rostro de Bazinyan, haciendo que titubeara. Aprovechando la oportunidad, Munguía lo llevó contra las cuerdas y, tras un flurry de golpes, lo derribó, sellando su victoria.

Con este triunfo, Jaime Munguía no solo regresa a la senda victoriosa, sino que también se acerca a una posible pelea por el campeonato o a un jugoso enfrentamiento contra Edgar Berlanga.