El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, defendió este viernes su decisión de enviar a la Guardia Nacional y a los Marines como medida para “apagar” las recientes protestas registradas en California, particularmente en la ciudad de Los Ángeles. Según el mandatario, la presencia militar busca restablecer el orden frente a las movilizaciones, aunque los reportes indican que la participación en las calles ha sido limitada.
Trump ordenó inicialmente el despliegue de 2,000 elementos de la Guardia Nacional, seguido por otros 2,000 refuerzos. No conforme, instruyó también el envío de 700 Marines para apoyar las labores de contención, sumando un total de 4,700 militares desplegados.
Esta medida ha generado polémica, especialmente porque las manifestaciones han sido relativamente reducidas. En Los Ángeles se han reportado cientos de manifestantes, mientras que en ciudades como Dallas y Nueva York las concentraciones no han superado el centenar.
El despliegue contrasta con precedentes históricos: en 2020, tras el asesinato de George Floyd, se movilizó a la Guardia Nacional en Minneapolis, a petición del gobierno local, en un contexto de protestas masivas a nivel nacional que superaron el medio millón de personas.
Asimismo, durante otros momentos de gran tensión social, como las protestas contra la guerra en Irak en 2003 o las movilizaciones por la propuesta 187 en 1994 en Los Ángeles, el gobierno federal no recurrió al uso del ejército.
Críticos de la administración han señalado la incongruencia de Trump, quien en su primer mandato no utilizó este tipo de medidas ante el asalto al Capitolio en enero de 2021, pese a la violencia y amenazas hacia legisladores y al entonces vicepresidente Mike Pence. En lugar de condenar firmemente a los responsables, Trump ha amnistiado a varios de los implicados en el ataque, lo que ha sido duramente cuestionado por diversos sectores políticos y sociales.
Organizaciones de derechos civiles y líderes comunitarios han expresado preocupación por la militarización de la respuesta gubernamental a las protestas actuales, advirtiendo que podría exacerbar tensiones en lugar de contribuir a la paz social. Mientras tanto, el presidente insiste en que su estrategia busca “proteger a los estadounidenses de la anarquía”.