Con una solemne procesión y un riguroso juramento de secreto, inició este miércoles el cónclave en la Capilla Sixtina para elegir al nuevo líder de la Iglesia católica, tras el fallecimiento del Papa Francisco, ocurrido el pasado 21 de abril a los 88 años.
Un total de 133 cardenales de 70 países ingresaron al recinto más simbólico del Vaticano, donde juraron sobre el Evangelio su compromiso con este proceso espiritual que designará al 267º Pontífice. Luego, el maestro de ceremonias de la Santa Sede, Diego Ravelli, pronunció el tradicional “Extra omnes” (fuera todos), y las puertas de la Capilla Sixtina fueron cerradas, dando inicio oficial al encierro.
Los cardenales permanecerán aislados del mundo exterior hasta que alcancen un consenso de al menos dos tercios (89 votos) sobre el nombre del nuevo Papa. Durante este periodo entregaron sus teléfonos móviles y se bloqueó la cobertura de comunicaciones alrededor del Vaticano para evitar filtraciones o influencias externas.
Francisco, el Papa del sur global
El Papa Francisco, quien lideró la Iglesia durante poco más de doce años, designó a 108 de los 133 cardenales con derecho a voto, muchos de ellos provenientes del llamado “sur global”, como Mongolia, Suecia y Tonga, países que nunca antes habían tenido cardenales. Este cambio ha introducido una dosis significativa de incertidumbre al cónclave, ya que varios de los electores no se conocían hasta días antes y han tenido poco tiempo para formar alianzas o dialogar en profundidad.
La primera fumata
Está previsto que esta misma tarde se produzca la primera “fumata”, la señal de humo que saldrá por la chimenea de la Capilla Sixtina. Si es negra, indicará que no hubo consenso; si es blanca, anunciará al mundo que hay un nuevo Papa. Aunque es poco probable que haya un acuerdo en la primera votación, la expectativa global es alta.
Mientras tanto, los cardenales dormirán en la Casa Santa Marta, dentro del Vaticano, y continuarán votando dos veces por la mañana y dos por la tarde hasta lograr el resultado esperado.
Acompañados por las letanías de los santos y el canto del “Veni Creator”, los cardenales han invocado al Espíritu Santo para que los guíe en una de las decisiones más importantes de la Iglesia católica contemporánea: la elección del próximo Pontífice de los 1,400 millones de fieles católicos en el mundo.