México enfrenta una epidemia silenciosa de metanfetamina

México enfrenta una epidemia silenciosa de metanfetamina

México enfrenta una epidemia silenciosa de metanfetamina México enfrenta una epidemia silenciosa de metanfetamina.

En medio del discurso oficial que prioriza el combate al fentanilo, México enfrenta una epidemia silenciosa: el consumo de metanfetamina, conocida popularmente como “cristal”, se ha disparado en los últimos años, especialmente entre jóvenes de sectores trabajadores y de clase media.

A pesar de la creciente evidencia de su expansión, el gobierno federal no ha actualizado sus cifras desde la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco 2016-2017, dejando un vacío informativo que impide dimensionar con precisión la magnitud del problema.

De acuerdo con expertos en reducción de daños, como el químico Leonardo Luna, la metanfetamina se ha convertido en una droga funcional para quienes enfrentan jornadas laborales extenuantes, pues suprime el hambre, el sueño y la fatiga. A diferencia del fentanilo, que deprime el sistema nervioso, la “meta” actúa como potente estimulante y es altamente accesible por su bajo costo.

Sin embargo, sus efectos a largo plazo son devastadores. Médicos y personal de clínicas de rehabilitación en el Estado de México reportan cuadros graves de paranoia, insomnio crónico, agresividad, alucinaciones y psicosis. Físicamente, los usuarios también presentan llagas, pérdida de piezas dentales y desnutrición severa. Entre el 70% y 80% de los pacientes atendidos en estos centros tienen a la metanfetamina como principal droga de consumo.

A diferencia de sustancias como los inhalantes, el “cristal” ha traspasado fronteras sociales: lo consumen estudiantes, profesionistas e incluso funcionarios. Su venta se ha adaptado al entorno digital, encontrándose en redes sociales y plataformas de mensajería como WhatsApp o Facebook, lo que dificulta aún más su detección temprana por parte de padres y autoridades.

Frente a este panorama, especialistas urgen un cambio en la política antidrogas, pasando de un enfoque prohibicionista a uno de salud pública. Propuestas como la legalización y regulación del consumo buscan no solo reducir la violencia asociada al narcotráfico, sino también ofrecer alternativas de consumo más seguras y redirigir recursos públicos hacia la prevención y atención médica. Citan el caso de Portugal, donde la despenalización no ha aumentado el consumo, pero sí ha reducido muertes y encarcelamientos.

Mientras tanto, la falta de datos actualizados, la ausencia de campañas informativas y la inacción institucional amenazan con agravar una crisis que avanza sin freno. La metanfetamina ya está presente en barrios, escuelas y centros laborales, sin que exista una estrategia clara para enfrentarla. Y mientras el discurso oficial sigue enfocado en el fentanilo, millones de mexicanos consumen cristal sin que el Estado lo vea venir.