John Lennon dejó un legado musical imborrable, pero pocos imaginaban que uno de sus dientes llegaría a valer una pequeña fortuna. En 2011, un coleccionista británico pagó más de 30 mil dólares por un molar del ex Beatle, convirtiendo una curiosa reliquia dental en uno de los objetos más insólitos del mundo de las subastas.
A finales de los años 60, Lennon se encontraba en su casa de Kenwood, en Surrey, cuando se le cayó un diente cariado. En lugar de tirarlo, decidió entregárselo a Dot Jarlett, su ama de llaves, como un gesto personal. Según Jarlett, Lennon le dijo que se lo diera a su hija, que era fanática de los Beatles. Ella lo conservó durante décadas como un tesoro familiar.
Décadas después, el molar fue puesto a subasta por la familia Jarlett. El evento captó la atención internacional y, para sorpresa de muchos, fue adquirido por el dentista canadiense Michael Zuk, quien tenía un particular interés en objetos relacionados con celebridades.
Más allá de lo excéntrico del objeto, este tipo de artículos adquiere valor por su rareza, su procedencia directa y, en algunos casos, su potencial científico. Zuk, por ejemplo, declaró que planeaba usar el ADN del diente para explorar la posibilidad de clonar a John Lennon algún día.
Hoy, el famoso diente no solo es una rareza coleccionable, sino también una muestra de cómo la fama puede extenderse incluso a lo más íntimo y cotidiano. Desde canciones legendarias hasta restos biológicos, todo lo relacionado con Lennon parece tener un lugar especial en la memoria colectiva.