Las compañías Icom, de Japón, y Gold Apollo, de Taiwán, han saltado a la atención internacional en medio de investigaciones sobre el origen de walkie-talkies y buscapersonas utilizados en una serie de explosiones en el Líbano. Estos ataques, dirigidos contra el grupo chií Hizbulá, han dejado al menos 37 muertos y cerca de 3,000 heridos.

Icom ha declarado que está investigando la posible utilización de sus walkie-talkies en los recientes atentados, tras la aparición de imágenes de dispositivos dañados con su logo y el sello "Made in Japan". Aunque la empresa no ha podido confirmar que se trate de sus modelos, su director, Yoshiki Enomoto, sugirió que los aparatos podrían ser falsificaciones o modelos descontinuados, a los que se les han añadido baterías modificadas.

Los walkie-talkies en cuestión son del modelo IC-V82, fabricados entre 2005 y 2014, con una producción total de aproximadamente 160,000 unidades. Enomoto indicó que algunas imágenes mostraban posibles baterías no homologadas, lo que podría haber contribuido a las explosiones. Icom se ha comprometido a proporcionar actualizaciones conforme avance la investigación.

Por su parte, Gold Apollo ha visto su logo asociado a varios de los dispositivos que estallaron. La compañía, que tiene su sede en Nuevo Taipéi, afirmó que la producción de los buscapersonas modelo AR-924 está a cargo de BAC Consulting en Budapest, que cuenta con la licencia para utilizar su marca. Sin embargo, BAC Consulting ha negado cualquier participación en el diseño o fabricación de dichos dispositivos.

El foco de la investigación se ha trasladado a Norta Global Ltd, una empresa con sede en Bulgaria, que, según informes, importó los dispositivos desde Taiwán. El Gobierno taiwanés ha declarado que no hay registros de exportaciones directas de buscapersonas al Líbano por parte de Gold Apollo, y expertos sugieren la posibilidad de que se haya incorporado una trampa explosiva en algún punto de la cadena de suministro.

El presidente de Gold Apollo y otros ejecutivos han sido interrogados por la Fiscalía del Distrito de Shilin en Taiwán para esclarecer el proceso de fabricación de los buscapersonas y determinar si hubo algún delito involucrado. El Ministerio de Defensa taiwanés ha afirmado que no intercambia información de inteligencia con Israel y ha evitado especulaciones sobre quién fabricó los explosivos, adhiriéndose a la versión de Gold Apollo.