El gobierno suizo ha decidido enfrentar un problema ambiental y de seguridad pública que ha permanecido bajo la superficie de sus lagos durante décadas: la acumulación de municiones antiguas. Entre 1918 y 1964, toneladas de municiones defectuosas o caducas fueron arrojadas en lagos como Lucerna, Thun y Brienz, en un intento por deshacerse de ellas de manera segura. Sin embargo, lo que se pensó como una solución, hoy representa un desafío considerable.
Para abordar esta problemática, la Oficina Federal de Contrataciones de Defensa de Suiza (Armasuisse) ha lanzado un concurso que invita a presentar propuestas innovadoras para la recuperación de estas municiones. Las tres mejores ideas recibirán un premio compartido de 50,000 francos suizos (aproximadamente $57,800). Aunque las propuestas ganadoras no se implementarán de inmediato, el objetivo es que sirvan como base para futuros proyectos que enfrenten esta delicada situación.
La recuperación de las municiones presenta un desafío considerable. Estos artefactos se encuentran a profundidades que oscilan entre los 150 y 220 metros, donde la visibilidad es limitada y el riesgo de explosiones es elevado. Además, la composición de las municiones, que incluye materiales no magnéticos como cobre, latón o aluminio, complica aún más su localización y extracción.
En 2005, una evaluación reveló que las soluciones disponibles en ese momento podrían causar turbulencias en el fondo de los lagos, desoxigenando el agua y dañando el ecosistema. Las municiones, cubiertas por una capa de sedimentos de hasta dos metros de espesor, añaden otra capa de dificultad al proceso de recuperación.
Este tema no es nuevo para Suiza. En 1947, una explosión en el pueblo de Mitholz, provocada por 3,000 toneladas de municiones almacenadas, causó la muerte de nueve personas y destruyó gran parte de la aldea. En 2021, se estimaba que aún quedaban 3,500 toneladas de explosivos por retirar en la misma zona, lo que obligó a los residentes a abandonar temporalmente sus hogares.
El concurso de Armasuisse estará abierto hasta el 6 de febrero de 2025, y los ganadores serán anunciados en abril del mismo año. Con esta iniciativa, Suiza espera encontrar soluciones que permitan abordar este problema de manera efectiva y segura, protegiendo tanto el medio ambiente como la seguridad pública.