El aumento del turismo en la Ciudad de México ha traído consigo una serie de comportamientos peculiares que han llamado la atención de los locales. Uno de los más recientes es la práctica de caminar descalzos por las calles del centro capitalino, una costumbre que ha despertado curiosidad y sorpresa entre los habitantes de la ciudad.
En una de las últimas manifestaciones de esta peculiaridad, un grupo de mujeres, aparentemente provenientes de los Estados Unidos, fueron avistadas disfrutando como si estuvieran en una playa en la fuente de la Plaza Río de Janeiro, ubicada en la Colonia Roma de la Ciudad de México. Vestidas con bikinis y acompañadas de toallas, se refrescaban con el agua que salpicaba la fuente y se recostaban sobre el suelo para tomar el sol.
Este tipo de comportamientos no son comunes en la vida cotidiana de la CDMX y generan cierta controversia entre los residentes locales. Mientras algunos observan con curiosidad y aceptación estas prácticas, otros las consideran inapropiadas o fuera de lugar en un entorno urbano como el de la capital mexicana.
La presencia de turistas extranjeros en la Ciudad de México nos invita a reflexionar sobre la diversidad cultural y las diferentes formas de entender y disfrutar el espacio público. Aunque estas prácticas puedan resultar inusuales para algunos, también son una muestra del carácter cosmopolita y abierto de la ciudad, donde convergen personas de diferentes partes del mundo con sus propias tradiciones y costumbres.