La celebración, de origen y carácter cristiano (ya que en el Día de Reyes se festeja la conmemoración de la llegada de visitantes con regalos a Jesús), se mantiene generación tras generación.
Y, aunque los niños esperan todo tipo de juguetes, ropa, consolas, material deportivo o muñecos, la tradición marca que sus Majestades de Oriente adoraron al niño ofreciéndole oro, incienso y mirra.
La mirra es una resina extraída y desecada que proviene de arbustos o árboles pequeños de la especie Commiphora, un árbol que crece al noreste de África, en Arabia y Turquía.
La mirra es aromática y contiene varias propiedades medicinales, aunque también se utilizaba tradicionalmente como ingrediente principal para elaborar perfumes y ungüentos para embalsamar a los muertos.
Se puede encontrar en forma de perfumes, lociones, cremas, preparaciones para el cabello y cosméticos. Y no son los únicos usos que tiene en la actualidad.
Esta resina también forma parte de enjuagues bucales o de desodorantes ambientales.
También posee propiedades cicatrizantes, regenerantes, antisépticas y antiinflamatorias que se suelen en usar como cremas regeneradoras, antiedad o antibacterianas; tónicos; pomadas antiinflamatorias y ungüentos para pies y manos agrietados. En Internet o en herbolarios puede adquirirse.