Cada 14 de febrero, millones de personas en todo el mundo celebran el Día de San Valentín intercambiando regalos, siendo las flores uno de los presentes más populares. Pero, ¿cuál es el origen de esta romántica costumbre?
Aunque la historia más conocida vincula a San Valentín con el origen de esta tradición, asociándolo con el acto de casar a parejas en secreto y enviar la primera tarjeta de San Valentín acompañada de flores, la realidad es más compleja. No existen pruebas históricas contundentes que respalden esta leyenda específica.
La conexión entre San Valentín y el amor romántico parece ser un desarrollo posterior, surgido en la literatura del siglo XIV. Obras como "Parlement of Foules" de Geoffrey Chaucer mencionan el 14 de febrero como una fecha en la que las aves se emparejan, lo que contribuyó a consolidar la asociación entre este día y el amor.
La tradición de regalar flores en San Valentín, tal como la conocemos hoy, es más bien un producto de la era victoriana y la comercialización del Día de los Enamorados en el siglo XIX. Durante este período, el lenguaje de las flores, o "floriografía", se volvió muy popular. Cada flor tenía un significado específico, y las rosas, en particular, se asociaron con el amor y la pasión.
Si bien la conexión directa con San Valentín es más una leyenda, el acto de regalar flores como símbolo de afecto tiene raíces mucho más antiguas. En diversas culturas a lo largo de la historia, las flores han sido utilizadas para expresar sentimientos y emociones. En la Antigua Roma, por ejemplo, se celebraban las Lupercales, festividades en honor a la fertilidad y el amor, donde se intercambiaban regalos.
La tradición de regalar flores en San Valentín es una mezcla de historia, leyenda y comercialización. Si bien la conexión directa con San Valentín es más una leyenda romántica, el uso de las flores como símbolo de amor y afecto tiene raíces profundas en diversas culturas a lo largo de la historia.
Hoy en día, el regalo de flores en San Valentín sigue siendo una tradición muy arraigada. Las florerías se llenan de pedidos y las redes sociales se inundan de imágenes de hermosos ramos. Sin embargo, más allá del aspecto comercial, esta costumbre representa un gesto universal de amor y afecto, un legado que ha perdurado a través de los siglos.