El 24 de noviembre de 2006, Valentín Elizalde, conocido como "El Gallo de Oro", ofreció su última presentación en un palenque en Tamaulipas, sin saber que sería la última vez que su voz resonaría en los escenarios. Un día después, a las primeras horas del 25 de noviembre, el cantante fue asesinado, convirtiéndose en víctima de la violencia que azotaba a la región, con un crimen que aún mantiene abiertas las especulaciones sobre su origen.
La tragedia ocurrió justo después de que Elizalde terminara su show y abandonara el recinto acompañado de su representante, Mario Mendoza; su chofer, Reynaldo Ballesteros; y su primo, "Tano" Elizalde. A tan solo 100 metros del palenque, su vehículo fue interceptado por un grupo armado, que atacó con fusiles el automóvil. La balacera acabó con la vida inmediata de Valentín Elizalde, su representante y su chofer. El único sobreviviente fue "Tano", quien sufrió heridas leves y relató que "El Vale" murió en sus brazos. Fue auxiliado por un taxista que lo llevó a un hospital en Monterrey, Nuevo León.
El crimen de Elizalde se ha relacionado frecuentemente con el narcotráfico, en especial con la interpretación de la canción “A mis enemigos” durante el concierto, la cual algunos sostienen que pudo haber sido vista como una provocación para un cártel rival del de Sinaloa, que controlaba la zona. A pesar de los rumores, el cantante ignoró las advertencias y decidió cantar la pieza en cuestión, lo que pudo haber desencadenado su trágico final.
A lo largo de los años, las investigaciones apuntaron a posibles involucrados. En 2008, Raúl Hernández Barrón, alias “El Flander I”, presunto miembro del Cártel del Golfo, fue detenido como sospechoso. También se mencionó a Raúl Alberto Trejo Benavides, alias “El Alvin”. Sin embargo, a pesar de las detenciones, no se logró esclarecer el crimen, dejando a la opinión pública con más preguntas que respuestas.
A pesar de las interrogantes y las teorías que siguen girando en torno al asesinato, el legado musical de Valentín Elizalde continúa vivo. Canciones como "Vete Ya", "Lobo Domesticado" y "A mis enemigos" siguen sonando en las playlists de sus seguidores, quienes lo recuerdan con cariño y tristeza. Su muerte, aunque sucedió hace 17 años, sigue siendo un símbolo de los riesgos que enfrentan los artistas en un país marcado por la violencia, y el "Gallo de Oro" permanece en la memoria colectiva como uno de los más grandes exponentes de la música regional mexicana.