Nueva York abolió finalmente el delito de adulterio tras más de un siglo en el código penal

Nueva York abolió finalmente el delito de adulterio tras más de un siglo en el código penal

Nueva York abolió finalmente el delito de adulterio tras más de un siglo en el código penal Nueva York abolió finalmente el delito de adulterio tras más de un siglo en el código penal.

Nueva York, una de las ciudades más modernas y avanzadas del mundo, dio un paso importante hacia la actualización de sus leyes al abolir este viernes el delito de adulterio, una norma que permanecía vigente desde 1907. La gobernadora Kathy Hochul firmó el decreto que pone fin a un delito que definía como adúltero a quien mantuviera una relación sexual fuera de su matrimonio o fuera del matrimonio de la otra persona involucrada.

Este delito, que durante más de un siglo estuvo en el código penal del estado, ha sido un vestigio de una época pasada, y su eliminación es vista como una modernización del sistema legal. En sus primeros años, la ley llevó a detenciones que provocaron titulares, como cuando en 1907 una pareja en concubinato fue arrestada y obligada a pagar una multa de 500 dólares (una suma considerable para la época) para ser liberada.

A pesar de su presencia en el código penal, el delito de adulterio dejó de ser una prioridad para la justicia en las últimas décadas. Según Charles Lavine, legislador estatal y uno de los impulsores de la reforma, solo una decena de personas fueron perseguidas por este delito en los últimos 50 años, y de ellas, solo cinco fueron condenadas. 

El último caso registrado de adulterio en Nueva York ocurrió en 2010, cuando una mujer fue sorprendida en un acto sexual en un parque. Sin embargo, no hubo juicio, ya que la acusada se declaró culpable a cambio de una sanción menor. Aunque el adulterio sigue siendo considerado delito en algunos estados de Estados Unidos, en la mayoría de los casos esta figura legal se utiliza principalmente como un recurso en procedimientos de divorcio, rara vez terminando en condenas.

La derogación de este delito subraya una tendencia creciente en todo el país hacia la despenalización de conductas privadas y una revaluación de normas obsoletas que ya no se ajustan a la realidad social moderna.