Este año, la celebración de Halloween en Shanghái ha adquirido un carácter inusual, ya que las autoridades locales han implementado estrictas medidas de seguridad para prevenir que los disfraces se conviertan en una forma de protesta. En 2023, durante el primer Halloween sin restricciones por COVID-19, los jóvenes utilizaron esta festividad para manifestar su descontento social y político a través de disfraces que abordaban temas sensibles, como la vigilancia estatal y la crisis laboral.
Según un informe de EFE, este fenómeno evidenció una nueva forma de protesta en un contexto donde la libertad de expresión está severamente restringida. Algunos participantes se disfrazaron de cámaras de seguridad y de Winnie the Pooh, una referencia sutil a las críticas al presidente Xi Jinping.
Con el acercamiento de Halloween 2024, la policía ha reforzado su presencia en áreas concurridas, como la calle Julu, famosa por su animado complejo de discotecas Found 158. La zona ha sido acordonada con vallas amarillas y rodeada de efectivos policiales que buscan controlar la entrada y los disfraces. "Este año te puedes disfrazar, pero de forma sencilla. Va a haber policías en la entrada", indicó un empleado de un local en la zona.
A pesar de que los centros comerciales y cafeterías exhiben decoraciones tradicionales de Halloween, y lugares como Disneyland continúan con sus celebraciones autorizadas, la vigilancia ha sido especialmente intensa en los puntos de entretenimiento nocturno. Testimonios indican que se han realizado redadas y que varias fiestas de disfraces han sido canceladas.
La represión no se limita a los bares y discotecas. En un inusual despliegue de fuerza, la policía también dispersó a jóvenes que buscaban refugio en el parque Zhongshan, cerrando temporalmente este icónico espacio público.
Incluso en los centros educativos, la situación es tensa. Dani, un profesor de un colegio internacional en Shanghái, relató que la escuela había planeado una fiesta de Halloween, pero la dirección recibió instrucciones "de arriba" para evitar la celebración. "A los alumnos les hacía mucha ilusión, pero algunos prefirieron cancelarlo al ver la situación", comentó.
La estricta supervisión de Halloween en Shanghái pone de manifiesto la creciente preocupación de las autoridades por cualquier manifestación pública que pudiera ser vista como crítica o desafío al régimen.