El encantador dragón marino azul, también conocido como Glaucus atlanticus, parece una creación sacada de un mundo de fantasía con sus tres centímetros de tamaño y atractivos colores azul y blanco. Sin embargo, su aspecto inofensivo esconde una realidad peligrosa que lo convierte en un ser venenoso.

El influencer Michael McBride, reconocido por su cuenta de datos curiosos e historias fascinantes, revela la peligrosidad de este pequeño gasterópodo nudibranquio. Aunque su aspecto adorable podría tentar a cualquiera a quererlo como mascota, su picadura, similar a la de una medusa, provoca dolor intenso, náuseas, vómitos, alergias agudas, dermatitis de contacto y urticaria.

Lo curioso y alarmante a la vez es que el veneno que contiene no es producido por el propio dragón azul, sino que lo asimila de depredadores más letales. Su dieta sorprendente incluye organismos pelágicos de gran tamaño, como la temible carabela portuguesa, cuyos tentáculos pueden alcanzar los 50 metros. A pesar de su diminuto tamaño, el dragón azul es inmune a los venenos de sus presas y puede almacenar estas toxinas en las puntas de sus ceratas, las extremidades que parecen deditos, potenciando así el efecto del veneno.

El sistema de camuflaje de esta criatura marina es aún más sorprendente: su parte blanca engaña a los depredadores acuáticos haciéndoles creer que es la luz del sol, mientras que su parte azul confunde a los depredadores aéreos, que lo confunden con el agua y el cielo.

A pesar de su belleza, el dragón azul es una muestra impactante de la dualidad en la naturaleza, combinando colores hermosos con un potencial venenoso. McBride concluye expresando su asombro ante la contradicción de algo tan hermoso y letal al mismo tiempo.