Un estudio publicado en Ecosphere inspeccionó los efectos de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, o ISRS, en los cangrejos de río, y encontró que el medicamento que ayuda a las personas con depresión hace que los cangrejos de río actúen de manera más “atrevida”.
“Hay trazas de muchos productos farmacéuticos en los cuerpos de agua de todo el mundo gracias a la forma en que los humanos metabolizamos nuestros medicamentos y eliminamos nuestras aguas residuales. “Nadie tiene un cuerpo 100% eficiente, por lo que cuando tomamos una pastilla, es posible que solo metabolicemos y de hecho usemos el 90%, el 80% o el 70%”, detalló AJ Reisinger, profesor asistente del Departamento de Ciencias del Agua y del Suelo de la Universidad de Florida“Todo lo que quede y no use nuestro cuerpo se excretará directamente en nuestros inodoros, se descargará, luego pasará a través de una alcantarilla y por una planta de tratamiento de aguas residuales o, si la línea de alcantarillado tiene una fuga, llegará directamente a nuestras aguas subterráneas”.
Ha habido mucho trabajo previo sobre la concentración de medicamentos necesarios para matar plantas y animales, que es mucho más alta que la concentración que vemos en el medio ambiente. “La gente a menudo no se preocupa [por los productos farmacéuticos en el agua] por eso”, mencionó Reisinger.
Sin embargo, hay un cuerpo de trabajo emergente que estudia cómo estas bajas concentraciones pueden cambiar el comportamiento y las interacciones entre animales y plantas, incluida la alteración de las tasas de fotosíntesis, el cambio de los ciclos de vida de los insectos y otros efectos, señala Gizmodo.
Los ISRS como Zoloft y Prozac son algunos de los medicamentos más comúnmente prescritos en Estados Unidos: una encuesta encontró que el uso de ISRS se disparó un 64% entre 1999 y 2014, mientras que casi el 20% de adultos estadounidenses tomó antidepresivos en 2017. “Si todo el mundo está tomando medicamentos, esas pequeñas cantidades pueden acumularse un poco en el agua”, mencionó.
También, añadió que algunos trabajos previos con cangrejos de río, que son una especie crucial en la cadena alimentaria acuática, encontraron que inyectarlos directamente con serotonina los hacía más agresivos.
Luego de dejar dos semanas que los cangrejos de río se asentaran los investigadores realizaron un experimento de comportamiento: construyeron un laberinto de plexiglás en forma de Y, con una rama de la Y llena de sustancias químicas que indicaban comida y el otro lleno de sustancias químicas para señalar la presencia de otro cangrejo de río.
Posterior, colocaron el refugio de los cangrejos de río en la parte inferior de la Y y observaron a los animales mientras emergían y elegían qué brazos de la Y explorar.
Los científicos observaron que los cangrejos de río expuestos a los antidepresivos salieron de sus refugios antes que el grupo de control. Los cangrejos de río expuestos a los antidepresivos pasaron la mayor parte del tiempo en el brazo de la Y con los productos químicos de los alimentos, no en el brazo con las señales de otros cangrejos de río, lo que sugiere que sus niveles de agresión no aumentaron a medida que se vuelven más valientes.
Aún hay más investigación por realizar sobre las respuestas de varias especies a diferentes medicamentos. Sin embargo, Reisinger espera que este estudio primero genere conciencia sobre lo que hay exactamente en el agua.
“No se trata solo de sistemas supercontaminados: encontramos productos farmacéuticos y muchos otros productos químicos sintéticos en muchos ecosistemas diferentes”, mencionó.
Información: El Imparcial