Los primeros en pagar por estacionar fueron los habitantes de la ciudad estadounidense Oklahoma City. Fue uno de sus vecinos, el abogado y editor Carl C. Magee, quien inventó el parquímetro y lo patentó hace ahora 78 años, un 14 de mayo de 1935.
La idea era disuadir a los conductores de dejar el vehículo estacionado delante de las tiendas durante horas en las calles más transitadas. El artilugio no llegó a España hasta principios de los años 80. A pesar de la oposición popular que este dispositivo despierta -entonces y ahora-, sigue formando parte del paisaje urbano.
Actualmente incorporan las últimas tecnologías. Además de estar protegidos contra el vandalismo y las condiciones atmosféricas adversas, muchos de ellos funcionan con energía solar y cuentan con sistemas centralizados de gestión y control que permiten, por ejemplo, advertir que el papel para imprimir los tickets se ha acabado o avisar al usuario con un SMS de que el tiempo de aparcamiento se está agotando. No llevar dinero o tarjetas también dejará de ser un problema: en algunos ya podemos pagar a través del teléfono móvil.
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