La onicofagia es el habito compulsivo de comerse las uñas. En casos extremos, la persona puede retirarla por completo, dejando una superficie abierta y sangrante, corriendo riesgo de contraer infecciones en la matriz de las uñas.
Si el hábito persiste por mucho tiempo puede llegar un punto en el que la uña no crecerá más, quedándose pequeña y ensanchándose el dedo.
La onicofagia también puede producir desgaste o caída de los dientes.
Comerse las uñas es para muchas personas una válvula de escape ante problemas tales como ansiedad, preocupación, nervios, angustia, estados compulsivos, estrés, entre otros.
También hay que contemplar la posibilidad de que sea un síntoma de un desorden de tipo mental o emocional por lo que si se vuelve un hábito crónico es necesario buscar ayuda profesional.
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