La cirugía plástica empezó a ser estudiada con detenimiento desde al menos hace un siglo. Esto debido a las terribles mutilaciones con las que volvían a casa los soldados supervivientes de la Primera Guerra Mundial.
El otorrinolaringólogo neozelandés Harold Gillies, fue quien por primera vez se fijó en la importancia de restaurar el rostro de los soldados desfigurados, donde este cirujano lo tomaba como un intento por reparar los traumas psicológicos que la guerra les había dejado.
Harold Gillies implementó un método de trasplante de piel, donde utilizando epidermis proveniente de los muslos o del tronco, era posible reconstruir parcialmente los rostros mutilados. De este modo, el cirujano fue capaz de restaurar narices, orejas y labios.
Una gran cantidad de soldados a los que Gillies trató, sufrieron infecciones que terminaron por acabar con sus vidas. Esto debido principalmente a que para la época los antibióticos aún no habían sido desarrollados.
Con información de Culturizando.com