Dos mujeres en Noruega descubrieron que fueron intercambiadas al nacer en 1965, un error que permaneció oculto durante casi seis décadas. La revelación, atribuida a un supuesto encubrimiento por parte del gobierno noruego, ha sacudido al país, generando indignación y demandas legales.
Las mujeres, ahora de 59 años, se unieron a Karen Rafteseth Dokken, una de las madres afectadas, para emprender una demanda contra el estado por la negligencia y el ocultamiento del caso. La situación ha puesto en el ojo del huracán al sistema de salud noruego y sus prácticas en el pasado.
El incidente ocurrió en el Hospital Eggesboenes, una institución privada en el centro de Noruega. Karen Rafteseth Dokken dio a luz a una niña el 14 de febrero de 1965. Sin embargo, al regresar a casa, llevó consigo a un bebé que no era el suyo biológicamente. La niña fue criada como Mona sin sospechas hasta décadas después.
En 2021, la mujer que había criado a la hija biológica de Dokken reveló la verdad. Pruebas de ADN confirmaron que Mona no era la hija de Dokken y que su verdadera hija era Linda Karin Risvik Gotaas, criada por otra familia.
El caso se complica con la revelación de que las autoridades noruegas detectaron el error en 1985, cuando las mujeres eran adolescentes, pero optaron por mantenerlo en secreto. Según la abogada Kristine Aarre Haanes, esto violó el derecho de las mujeres a conocer su verdadera identidad y causó un daño emocional irreparable.
Las afectadas han denunciado que el encubrimiento no solo les robó la posibilidad de conocer a sus familias biológicas, sino que también vulneró su derecho a una vida familiar plena. Han exigido una disculpa pública y una compensación por parte del estado.
El Hospital Eggesboenes, donde ocurrió el intercambio, ya había sido señalado por otros casos similares en la década de 1960. Esto plantea dudas sobre las prácticas de la institución y la supervisión de las autoridades en esa época.
Aunque el hospital era privado, las autoridades de salud noruegas han sido criticadas por no informar a las familias cuando descubrieron el error. Argumentan que en ese entonces carecían de autoridad para intervenir en casos gestionados por instituciones privadas.
Para Mona, descubrir la verdad a los 57 años fue devastador. Su padre biológico había fallecido y su conexión con su madre biológica es inexistente. Linda, por su parte, también enfrenta las consecuencias de una identidad desarraigada.
El caso ha generado un amplio debate en Noruega sobre la responsabilidad de las instituciones de salud y el derecho de las personas a conocer su origen. Las víctimas esperan que su caso impulse reformas en las políticas de transparencia y justicia, para evitar que errores como este vuelvan a ocurrir.
Mientras tanto, la sociedad noruega reflexiona sobre las implicaciones éticas y legales de este caso, que destaca la importancia de la rendición de cuentas y la protección de los derechos individuales.