Hace una semana, la fotógrafa Rachel Moore conmovió a las redes sociales al compartir en su cuenta de Instagram una imagen espectacular y profundamente emotiva: un primer plano del ojo de una ballena, capturado mientras nadaba en su hábitat. Esta fotografía, que Moore describió como “el momento más profundamente hermoso de su vida”, se volvió viral, cautivando a miles de usuarios y generando conciencia sobre la conexión entre los humanos y la naturaleza.
Moore expresó en su publicación la emoción de vivir esta experiencia única y resaltó la necesidad de respetar el espacio de los animales marinos. “Nadar con estos majestuosos seres es un privilegio, y respetar su espacio es crucial. No es necesario perseguirlos ni forzar interacciones; en raras ocasiones, las ballenas pueden optar por interactuar por su cuenta”, señaló la fotógrafa. La imagen, tomada con una cámara Sony Alpha 1 y un lente de 16-35mm, exhibe un encuadre a 35mm, ISO 500 y velocidad de obturación de 1/400.
La historia detrás de esta imagen se tornó trágica al final de la publicación, donde Moore compartió la triste noticia de que la ballena de la foto falleció tras un impacto con un barco de alta velocidad. “Desgraciadamente, debido a un trágico impacto, esa vida ya no está con nosotros”, escribió Moore, dejando un mensaje que recordó la fragilidad de estas criaturas y los peligros que enfrentan en su propio entorno.
La fotografía ha superado las 50 mil reacciones y ha desatado una oleada de comentarios. Algunos usuarios resaltaron la calidad artística de la imagen, mientras que otros expresaron su asombro por la cercanía que logró Moore con el animal. “¿16-35mm? ¿Qué tan cerca tuvo que estar de ese ojo? Dios mío”, comentó un usuario. Otros calificaron la imagen como “la mejor fotografía del año”.
La imagen de Moore no solo subraya la inmensa belleza y la sensibilidad de la vida marina, sino también la necesidad urgente de proteger a estas especies y de reflexionar sobre el frágil equilibrio que existe entre la humanidad y el entorno natural.