El limón es una de las frutas más valoradas por sus propiedades nutritivas, en especial por su alto contenido en vitamina C, que contribuye a fortalecer el sistema inmunológico, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España (MAPA). Sin embargo, aunque se encuentra en la mayoría de los hogares mexicanos, su consumo no es recomendable en todas las circunstancias, pues en ciertas condiciones de salud puede resultar perjudicial.
El ácido del limón, típico de los cítricos, puede afectar negativamente a personas que padecen enfermedades digestivas. A pesar de que el agua con limón en ayunas es un remedio popular para mejorar la digestión o perder peso, los expertos advierten que quienes sufren de gastritis crónica, úlceras gástricas o síndrome del intestino irritable deben tener precaución. El ácido puede aumentar la acidez estomacal, empeorando los síntomas de estas afecciones y desencadenando reflujo o ardor estomacal.
Otro riesgo del consumo frecuente de limón es su impacto en la salud dental. El ácido ablanda el esmalte de los dientes, haciéndolo más vulnerable al desgaste y las caries, especialmente en personas con esmalte debilitado. Por ello, se recomienda enjuagarse la boca con agua tras ingerir limón.
Aunque no es común, algunas personas también pueden ser alérgicas al limón. Esta alergia se debe a una proteína llamada profilina, y quienes la padecen experimentan síntomas como enrojecimiento o ardor en la boca y la garganta.
Si tienes problemas digestivos o dentales, es mejor consultar con un profesional de la salud antes de incluir limón en tu dieta de forma regular. Aunque es una fruta con múltiples beneficios, su consumo debe adaptarse a las necesidades de cada persona.