El antílope sable gigante, una de las especies más icónicas y raras de África, sigue en la lucha por su supervivencia. Endémico de Angola, este imponente animal, conocido por sus largos y majestuosos cuernos, estuvo al borde de la extinción debido a la caza furtiva y la devastadora guerra civil que asoló al país durante 27 años. Sin embargo, su historia también es un ejemplo de éxito en la conservación, gracias a los esfuerzos de un equipo dedicado que ha logrado rescatarlo del abismo.
Descubierto a inicios del siglo XX, el sable gigante rápidamente se convirtió en un símbolo nacional de Angola. Pero el conflicto armado y la pérdida de su hábitat lo empujaron al borde de la extinción. Tras la independencia de Angola en 1975 y los años de guerra, la población de este antílope fue diezmada.
En 2002, con el fin de la guerra, la gran pregunta era si esta majestuosa especie había logrado sobrevivir. Fue entonces cuando el biólogo angoleño Pedro Vaz Pinto encabezó una expedición en el Parque Nacional Cangandala. Un año después, en 2004, las cámaras de su equipo confirmaron la existencia de una pequeña población, aunque únicamente de hembras.
Ante esta situación crítica, Vaz Pinto y su equipo comenzaron una misión desesperada para encontrar un macho. En 2009, una nueva expedición en la Reserva Natural Integral de Luando identificó a un ejemplar macho, que fue trasladado a Cangandala para iniciar el proceso de reproducción.
Hoy en día, gracias a estas acciones, la población de sables gigantes ha crecido a más de 100 individuos. Sin embargo, el peligro no ha desaparecido. La caza furtiva sigue siendo una amenaza en las zonas silvestres, donde los antílopes son monitoreados con collares GPS y drones.
Vaz Pinto, quien también es director de la Fundación Kissama, subraya la necesidad de mantener los esfuerzos de conservación y educación ambiental para asegurar el futuro de la especie. “Si dejamos de hacer algo, todo puede desmoronarse”, advierte. Además, la fundación trabaja activamente con las comunidades locales para crear conciencia sobre la importancia de preservar la fauna de Angola.
El éxito del proyecto de conservación del sable gigante ha demostrado que, con dedicación y recursos, es posible revertir el impacto negativo de la intervención humana en la naturaleza. A pesar de los desafíos, la recuperación de este símbolo nacional de Angola representa un faro de esperanza para la protección de otras especies en peligro.