Cuando una persona queda atrapada en la arena, queda “flotando” dentro de ella. Esto se debe a que el cuerpo es menos denso que la arena y, por lo tanto, no es capaz de hundirse. Lo más trágico que puede ocurrir es que quien esté atrapada en la arena sienta algo de presión en el cuerpo, pero nunca la suficiente para que realmente se haga daño.
Si en algún momento te encuentras atrapado en arena movediza, lo principal que necesitarás es paciencia y mucho esfuerzo. Estas dos virtudes son necesarias para lograr tu objetivo principal: cambiar la densidad de la arena.
Mientras estés atrapado, lo mejor es no agitarse mucho, porque puedes ser succionado con más fuerza. Lo que debes hacer es extender lo más posible los brazos y piernas tratando de separar el agua de la arena para quedar flotando sobre el líquido, y luego tratar de remar hasta un lugar seguro.
Las ramas y las raíces de las plantas pueden ayudar bastante en un predicamento así.
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