Son contracciones involuntarias de algunas fibras musculares del orbicular del párpado, el músculo encargado responsable de cerrar el ojo y parpadear. No son beneficiosos, pero tampoco hacen daño al ojo.
Cada contracción dura décimas de segundo, y se repiten rápidamente con una frecuencia de 1 a 4 por segundo. Algunos duran segundos, y en otros casos puede mantenerse días enteros.
El estrés y los estimulantes, como el café o algunas drogas, favorecen su aparición. Cuando se dan con más frecuencia de lo habitual suele estar vinculado con un periodo de más nerviosismo, depresión, angustia o ansiedad. Pero al tratar estos problemas de salud mental los temblores en el párpado suelen volver a su frecuencia normal.
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