Este comportamiento se debe a la forma en que responde la piel ante la humedad y a la propia composición de la piel, que está formada por dos capas principales: la dermis y la epidermis. Ambas capas están unidas, pero existe un ligero espacio intermedio.
Esto porque la piel no es impermeable, y así absorbe agua del aire y, en mayor medida, absorbe agua cuando nos bañamos. En las manos y los pies la piel es bastante más gruesa y eso hace que absorba más agua que el resto del cuerpo y que el efecto sea más perceptible.
A medida que la epidermis se hincha más y más, se separa de la dermis y forma surcos y crestas, sobre todo en las yemas de los dedos, pues en las palmas y en las plantas las dos capas están más unidas.
En realidad, la piel se seca tanto después de un baño que contiene menos agua que antes de meterse en la bañera, por lo que es una buena idea aplicarse una crema hidratante después del baño.
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